El aura del ciprés me ha dicho… que hoy el cielo está más próximo a tus ojos, esos ojos tuyos que nunca envejecieron para mirarnos de frente y sin enojos.
Hoy se nos fue el Señor de la Mudarra. El que pintó en su jardín la estela del hombre castellano, sabio, culto, cercano y entrañable.
Siempre presente en la Mudarra, donde nunca hace frío, donde aguardabas paciente a los tuyos y a los míos para regalarnos la interminable sonrisa de tus días. Mañana al despertar querido Godo, te buscaré en mi cielo amanecido pidiéndole al ciprés del universo que te busque porque te has ido a contemplar de cerca las estrellas y que te lleve cerquita del Dios tuyo al que tu amaste con la fe del convencido.
Se nos fue el Señor de los Trozos. Ese pedazo de tierra tuya a la que tú regaste con la sabia del hombre curtido por la pena.
Mañana será siempre hoy, querido Godo, porque mañana te encontraré en el amigo que me animó a cantarle al viento mis decires, a recordarte como el hombre que busqué en mi alma y que no tuve.
Rebuscaré danzando por la vida a la persona que tu eres, grande, generoso y genial.
Y el aura del ciprés me ha dicho que me esperas allí por la mañana cuando el alba presuma de blancura y el sol se acueste a descansar… mañana.
Y aquí quedamos todos tus amigos, tratando de emular tus experiencias, pidiendo a los oyentes de Onda Cero, que hoy nos perdonen por tu ausencia.