Y cuando el aire busque mi oido adormecido,
y lo reciba preñado de tu voz
y en sus fibras florales y nocturnas se teja el entramado de tus versos
y tus hijos se expandan por el aire de un abril que exhala su agonía,
cuando llegue esa hora:BUSCAMÉ.
Yo estaré en cualquier sitio de tu espacio-puedes estar segura-
en el puesto de helados ambulante,
a la vuelta, en la esquina de tu casa
en el sabor de tus floridos platos,
en la quietud de tu preciosa casa,
dentro del coche que a caminar te ayuda.
Yo estaré-quizás puedas oirme-Es la noche del parto que esperabas,
yo seré la partera de tus coplas
insensata, versatil y madraza,
ungiendo tu mirar,respetuosa,
palpitaré bajo la tienta de tu casa,
electrocardiograma inalterable
del latido nocturno de tu voz.
BUSCAMÉ:
Con un poco de suerte
mi sombra va a encontrar un lugarcito
en la segunda fila de tus versos
intranquilos sin estrenar, inéditos.
Y podre descansar en la frescura,
de tu particular peregrinaje,
madrina eventual reflexionando
por la quietud que a veces me acompaña.
Te lo dije:
siempre estarás presente- aunque no estés-
allá donde tus versos toman cuerpo
y se encarnan como pueriles dioses humanos:Desnudos de si mismos,
allí siempre estaré
para poder arropar otro poema,
y arrebujar con celo tus afanes
y descolgar el telar lleno de polvo
con el lienzo tejido de mi AMOR.
JUSTA CAÑIBANO PALMERO