6 abril 2020
“Disfruta del pánico que provoca tener la vida delante y no permitas que te pase a ti sin que lo vivas” Walt Whitman.
La vida es como un doble cristal, la veo y no la veo, pero la siento, el sufrimiento hizo callo en mi piel y pienso que a mí el agua no me moja.
Miro a mi alrededor y veo la realidad del día a día, no es simbolismo, esto es un combate cara a cara, luchamos contra un fantasma invisible a nuestros ojos, una cruzada para vencer a un enemigo con un nombre ridículo. Una pelea, sin los medios suficientes y los soldados de a pie sin instrumentos, exhaustos y afligidos, gritan al cielo mientras sus ganas tropiezan con montañas de instrucciones. Las voces desde sus trincheras se alzan para pedir de muchas maneras auxilio, desde aquí me gustaría saber que fue de tus ilusiones, de aquel proyecto de vida que sostenía una entrega total a cambio de una vida que luego fueron muchas, y ahora qué? Se te mueren cada día 800 personas y que es eso para ti, como te lo puedo preguntar sin que te duela, porque para ti cada muerte es como tuya y como mía… que hice otra carrera también basada en un proyecto maravilloso y ahora tú y yo sentimos el mismo dolor por la misma causa, yo ahora estoy en la reserva, pero obligada, no se me permite acercarme a mis alumnos por si podemos contagiarnos, y yo pienso NACÍ PARA SER CONTAGIADA POR ELLOS, pues qué más me da, tú en primera línea de combate y yo esperando volver a tenerlos para fundirme en un abrazo contagioso y maravilloso.
Dos proyectos y un destino y la consagración de una entrega por la misma causa.
Justa Cañibano