El valor del esfuerzo…

Hoy no puedo dejar pasar mi comentario de los miércoles, sin dar mi opinión ante el notición que escuché a primera hora de la mañana.

La reforma del bachillerato, que entrará en vigor en el curso 2008/09, trae una novedad: “Los alumnos de 1º podrán pasar a 2º con la mitad del curso aprobado”.

Me quedé pegada al receptor con la esperanza de haber escuchado mal, o de que le periodista hubiese tergiversado la información. Cualquier cosa, menos aceptar la idea de que el esfuerzo y el aprendizaje son cosas que poco o nada tienen que ver.

El esfuerzo, no es una condición, es el resultado de un proceso en el que intervienen la familia, la escuela y la sociedad, pero ¿sabemos cómo hacerlo?

¿Cómo se fomenta el esfuerzo, nace por sí solo? ¿Hasta cuando vamos a permitir que la derecha o la izquierda, en este país, utilice la educación como arma arrojadiza y formule reales decretos, que durarán lo que dura la legislatura?

El esfuerzo es un valor en crisis y depende del grado de motivación y de confianza o esperanza en el futuro. Nuestros chicos están perdiendo la capacidad de soñar en horizontes que merezcan la pena, inmersos como están en el materialismo y la mediocridad cultural.

No hay ninguna teoría del aprendizaje que yo no conozca que no relacione el esfuerzo y su influencia en el nivel de éxito o fracaso.

Los padres damos a nuestros hijos más de lo que necesitan, y así adormecemos su voluntad y su garra. Los profesionales de la educación, sabemos muy bien lo que significa “sacar adelante” a un alumno que dice abiertamente, que no le gusta estudiar porque no ha experimentado la satisfacción que supone el esfuerzo y la conquista del saber.

Como sigamos así, no me cabe duda que esta magnífica profesión también entrará en una grave crisis y cada vez tendremos menos personas dispuestas a entregarse con vocación y de verdad a la noble y digna tarea de educar y conducir.

Queridos oyentes, disculpadme el pesimismo, pero es que hoy ya casi no puedo más.

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