Hoy estoy que no estoy.
Rueda por mi cuerpo un hormigueo y me siento mas hormiga que de costumbre.
Hoy desperté con la luz y la sangre escarchadas. Mis ojos no fijan una imagen sino que vagan despistados por el espacio.
Mis pulmones no respiran y el aire emerge entrecortado en un ambiente que molesta por la lentitud de las horas.
Hoy quisiera que pasara en un suspiro y no sentir los minutos, despertar y ser otro dial impido y fraterno.
A veces, pienso que los días son iguales: las mismas rutinas, los mismos paisajes, idénticas caras, mellizos sentimientos… Todo plano para el animal de costumbres que yace en el interior de mis cavernas.
Sin embargo, hoy me falta valentía para salir al campo de batalla.
No deseo muertos en mis pupilas, no aspiro al llanto de mi corazón aunque éste se haya levantado con la lluvia en sus lindes y las cicatrices se pueblen de lágrimas sin consuelo.
Hoy no soy sino espectro de mi propia angustia.
Hoy, siempre hoy, único y real hoy, hoy no hay después, sólo el reloj de arena que marca lento y pertinaz, si al menos tu hoy se salvara, el mío tendría menos cicatrices.
Vuela lo más alto que puedas, el universo es tuyo, y el cielo te espera.
Besos: mama.