Seguro que tu hija María, es inteligente, adorable, tierna, y que sé yo cuantas cosas más, casi perfecta, pero te sucede que con ella estás casi siempre al borde del agotamiento, con el corazón en un puño por las que arma cuando tú no estás delante. Su cuarto se parece peligrosamente a uno de esos bazares, en donde se puede encontrar de todo y en un desorden casi perfecto.
Y que me dices de tu hijo David, es responsable, noble, sensible, pero también terco y respondón, especialmente a la hora de las comidas, un experto campeón en inventar las más variopintas excusas para no terminar nunca.
Es decir, dos hijos completamente normales, pero provocadores y que casi seguro, un poco culpables de tus cefaleas materno – filiales. Situaciones de discusión y desobediencia suceden en todas las casas. Los hijos necesitan desafiar a sus mayores, bordear los límites disciplinarios y en definitiva, oponerse a cualquier normativa.
Sin embargo, y aunque lo sabemos, no resulta fácil aguantar en esos momentos los nervios.
¿Qué puedes hacer para no tener que pasarte media vida peleando con tus hijos? Existen algunas pautas que nos ayudan a manejar con acierto estas situaciones, lo que hemos de hacer en un momento de agotamiento y cefaleas paterno-filiales.
- Cuida el estilo general de las relaciones sin esperar a los momentos críticos. Quizás quienes te rodean puedan convertirse en invitados, a los que desde luego no gritarías, ni tampoco lanzarías un comentario con intención de hacerles daño.
- Premia, estimula, alaba, instaura un estilo en casa que tenga más que ver con el estímulo que con la amenaza, y el mejor estímulo que existe es la palabra y el gesto amable.
- Valora también los esfuerzos y las mejoras, no esperes que su conducta sea perfecta, diles que valoras sobre todo, el esfuerzo.
- Una buena recomendación para el comienzo de curso que está a la vuelta de la esquina. Más importante que la mochila, las zapatillas o el uniforme, es preparar al niño con firmeza, cariño y compresión. Los estudios son su oficio, y nunca un buen profesional, dejó las cosas a medias.
Querida Juana: tus hijos tienen un pedazo de madre, no te preocupes, no cambies, no pierdas los nervios, lo demás lo irás viendo con paciencia, poco a poco.